El amor es una guerra | Primeras impresiones

Kaguya-sama: Love is War es un anime que se hizo bastante famoso desde su comienzo, tanto por su comedia como por su forma curiosa de desarrollar un romance escolar. Desde el principio tenía todas las papeletas de ser lo de siempre, así no me llamó la atención en lo más mínimo; no obstante, por unos amigos empecé a verlo y sencillamente, habiendo visto solo seis episodios, ha resultado ser algo que no esperaba para nada, pero lo disfruto como pocas cosas.


Esta obra nos cuenta el día a día de los miembros del consejo estudiantil de la prestigiosa Academia Shuichiin, especialmente del presidente y la vicepresidenta: Shirogane Miyuki y Shinomiya Kaguya, dos personas que se gustan pero quieren que sea el otro el que se declare y, por tanto, sea el perdedor en la guerra del amor.

Depende de por dónde quieras mirarlo, esta premisa puede llamar o no la atención. A mí inicialmente no me llamaba ni una pizca, pero, después de ver las batallas psicológicas que libran dos genios en pos de ganar la guerra, no pude evitar cambiar de opinión.


Normalmente los animes te dan una introducción para que te pongas en contexto y sigas los pasos de la obra mejor, hasta algunos de comedia sin una historia compleja lo hacen. Kaguya-sama es de esos de los que te presenta a los protagonistas rápidamente para empezar con la acción. Hasta el momento utiliza un formato episódico en el que te pueden contar hasta tres historias autoconclusivas diferentes del día a día. Esto en la mayoría de obras se acaba haciendo pesado y aburrido, pero aquí, aunque respecto a los hechos no tengan correlación, hacen un buen uso de la comedia y presentan todo tipo de situaciones, viendo además cómo entre historia e historia hay pequeñas pinceladas de evolución en las relaciones de los personajes; todo esto colabora para hacer de Kaguya-sama un anime que no puedo dejar de ver.


Aparte del formato episódico utilizado, también tenemos un elemento narrativo que destaca mucho, más que en cualquier otra obra, y ese sería el narrador omnisciente. Por las batallas deben mantener su fachada y, aunque en ocasiones son los mismos personajes los que revelan sus intenciones a través de su pensamiento, es el narrador el que mayoritariamente hace que el espectador se ponga en contexto respecto a la situación en concreto y determina quién es el ganador al final de cada encuentro. Tenemos, por ejemplo, aquel episodio en el que ambos querían compartir paraguas, pero usaron a la misma vez la estrategia de “se me ha olvidado traerlo” aunque ambos lo llevaban en la mochila y lo sabían, así que la batalla se centraba en descubrir la mentira del otro. Todo esto lo sabemos gracias al narrador, que nos explica de forma interesante eso y por qué Kaguya tenía la ventaja en ese enfrentamiento. La alternancia entre los pensamientos de los personajes y las intervenciones también le dan un toque mucho más propio a todo.


Es cautivador, gracioso y muy curioso respecto al desarrollo de esas batallas psicológicas que llevan a cabo. Estas últimas son las que cargan la mayoría de la obra, las que la hace única y una experiencia increíble. Mi cara viendo esos pensamientos sacados de razonamientos avanzados para lograr poner al oponente en desventaja y lograr alzarse con la victoria es sencillamente un chiste. Me encantan esas batallas porque, además de lo interesantes que son de por sí solas, ver a los protagonistas enfrentándose mientras tratan de esconder sus sentimientos y sus segundas intenciones, defendiéndose y atacando a la vez, es maravilloso. Me parecen muy bien conseguidas y entretenidas de ver, siguiendo una lógica y buenas posturas de los personajes.


Por otro lado, tenemos la genial comedia de la que hacen uso. Hacía muchísimo que no me reía tanto con un anime. Los japoneses pecan de tener una comedia que se ajusta a medida a ellos y los espectadores de fuera no le encuentran la gracia; sin embargo, Kaguya-sama posee una comedia más universal y hasta podría decir que algo más fresca, aunque también es cierto que hace uso de muchos chistes que se ven en absolutamente todos los animes. Un ejemplo de esto último sería el tamaño del pecho, me resulta ya demasiado cansino ver personajes femeninos acomplejándose por ser planos y que se rían de estos, o los ofendan, o yo qué sé que intentan, por esa misma razón.





Pasando a hablar de los personajes, no son lo mejor que se pueda encontrar, ya que su evolución aún es apenas perceptible (realmente solo los protagonistas, Chika e Ishigami siguen siendo como se presentaron); no obstante, estos tienen un gran carisma y no es difícil encariñarse con ellos. Sus personalidades no son nada del otro mundo, pero sí están bien definidas.


Para ejemplificar esto, pongamos a Shirogane, un chico serio, correcto y muy inteligente, pero que se le da mal el deporte. Para él su reputación es muy importante, así que, para no hacer el ridículo viéndose como una alpaca moribunda jugando al voleibol, hace todo lo posible para mejorar y pasar de eso a ser un buen jugador. Tanto vemos la importancia de su reputación (y no quedar mal delante de Kaguya), que se traga su orgullo para pedirle a Chika que le enseñe. Querer mantener su reputación se presenta como algo característico de él, lo que también lo vemos cuando le piden consejo amoroso y aunque su experiencia era literalmente cero, accedió y empezó a decir cosas que no tenían sentido, pero, de alguna forma, funcionaron.


En el caso de Kaguya, se nos presenta como una chica muy cuidadosa y planificadora, y sus acciones lo confirman. Tres de los ejemplos que se me ocurren son: cuando a ella se le ocurrió la idea de compartir el paraguas con Shirogane y creó un plan en el que hasta pinchó la rueda de su coche; la única vez que consiguió ir a la academia caminando, formó su plan para coincidir en el camino de ida con Shirogane; y cuando predijo lo que haría Chika con el libro de tests, adelantándose y memorizándolo todo para que no le pillasen desprevenida.





Si hablamos del apartado audiovisual, tomen, agarren mi daddy daddy do que esta temporada no es. Vale, bien, comenzando por el OST, no es que me haya llamado especialmente la atención, pero hay que reconocerle que la música de los momentos de tensión sí están muy bien y aportan a esta sensación. El opening es sencillamente maravilloso, la primera que lo escuche fue como “no es para tanto” y ahora me paso todo el día entre “Oh love me, mistah, oh, mistah”, “daddy daddy do” y “soran soran”. Me tienen absorbido el cerebro. Sí, estoy pidiendo ayuda subliminalmente. Ayuda. El ending está opacado; es más, ¿hay ending? Sobre animación y diseño, en la primera debo decir que no me fijé mucho, es bastante de la media, ni buena ni mala; el diseño tengo que reconocer que sí me gustó un montón, sobre todo el personaje de Kaguya, me encanta esa combinación de colores.


Así como una última pequeña valoración de esto, me ha dado la ligera impresión de que respecto al dibujo (no digo animación) fueron mejorando algo. Esto lo digo más que nada por los ojos de Shirogane, se me hizo que estaban mejores conforme pasaban los capítulos, no sé; quizás solo fue que acostumbré a que mirara mal a la gente.


Para finalizar, comentaré resumidamente mi opinión de todo esto. Kaguya-sama me está gustando enormemente, factores como la animación o el OST no influyen en esto, pero sí que tengo que admitir que ese opening es MUY bueno, simplemente fantástico. Las razones de esto es que hacen que su premisa cobre totalmente el sentido de una manera única y atrayente, tomándose el “Love is war” del opening en serio y enfrentándose en batallas psicológicas con buenos ataques al oponente, el uso de medidas desesperadas y saber anteponerse a todo para llevar mayores probabilidades de victoria. Los personajes, si bien no son los más especiales, considero que son muy carismáticos, buenos para lo que quieren hacer con ellos y se hacen querer. Y, finalmente, el punto de la maravillosa comedia que tienen juega muy a favor de esta obra; lo que me he reído viendo es increíble.


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