¿Te ha... secuestrado una niña de primaria? | Imperfect Girl

Nunca me cansaré de expresar la atracción que siento por los seinen psicológicos; igual que hice con Yuureitou recientemente, hablaré de otro similar pero con una esencia totalmente diferente. Imperfect Girl es un manga que nos llega de manos del creador de Monogatari, NisiOisiN, además del ilustrador Hattori Mitsuru (Sankarea). Más allá de querer analizar, criticar o reseñar, optaré por comentar sobre la enseñanza que nos deja esta obra, acompañada por dos personajes muy interesantes.



En primera instancia, el manga presenta a un protagonista que narra la historia diez años después de que sucediese, por lo que tenemos las intervenciones de un mismo personaje, pero con dos perspectivas distintas, sobre todo diferenciándose en que uno funciona como narrador omnisciente. La relevancia de esto es que, después de haberse puesto a analizar con tranquilidad lo que sucedió, en la historia él mismo nos explica el accionar de sí mismo en aquel momento, muy extraño por dónde lo quieras mirar.


Leí a mucha gente criticar el inicio de la historia mientras insultaban al protagonista (pero bueno, era la misma gente que quería sacar un h de ese manga; no hay que esperar nada de esos enfermitos), comentando que les parecía estúpido lo que hacía. No voy a negarlo, pero hay un factor de importancia que no tenían en cuenta: la verosimilitud de las acciones respecto a la psicología del personaje.


Nuestro joven universitario protagonista es un chico normal, un aspirante a escritor que nunca ha conseguido nada a pesar de sus esfuerzos, una persona sumida en la rutina cotidiana. Esa persona tan común fue testigo de un accidente que desencadenaría toda la historia: la actitud de una niña de primaria, el otro personaje protagonista de esta historia. ¿Y qué tiene una niña de interesante? Ella iba caminando con una amiga suya mientras jugaba, esa misma amiga, a su lado, es atropellada por un camión y muere. ¿Cuál es su reacción? Sin moverse de su sitio, la niña siguió con la consola, probablemente para guardar el juego y luego apagarla; tras esto, corre al lado de su difunta amiga. ¿Por qué? Esa es una pregunta interesante que el protagonista intentará responder. El joven vio a la niña, y la niña vio al joven.


Varios días más, él siguió con su rutina, hasta que un día comenzaron a pasarle cosas extrañas, como que una flauta se metiese en la rueda de su bicicleta, que perdiese las llaves de su casa… ¿Y quién fue responsable de todo eso? La niña. Allí lo esperaba ella, en su casa, escondida para luego sorprenderlo y amenazarlo con un cuchillo. Entonces comienza esa actitud tan extraña del protagonista: eres un adulto, le doblas la altura a la niña y ni hablar de la fuerza, ¿no puedes hacer nada contra eso? Pero en fin, el personaje se dejó arrastrar por la niña hasta su casa y fue encerrado en un armario. Tuvo tantas oportunidades de escapar tanto antes de llegar como estando ya en el armario, ¿qué le llevó a permanecer cautivo durante una semana?


Habiendo narrado esto únicamente no es difícil estar de acuerdo con aquellos que decían que era demasiado estúpido, porque sí, lo es; pero, como dije antes, tenemos que entrar de lleno en la psicología del personaje. Él mismo habla de la actitud que solía llevar en ese tiempo: una persona que no quiere tomar ningún riesgo, y trata de actuar calmado y genial. Aparte, su preocupación por las apariencias también le juega en contra, pues es algo complicado explicar cómo te secuestró una niña, quedaría bastante patético por su parte. Otro factor muy relevante es la curiosidad que siente por la niña: el porqué actuó así cuando murió su amiga, la razón que la llevaría a secuestrar a alguien y mantener su vida a salvo… Podemos determinar entonces que los motivos que lo llevaban a no resistirse al principio ni intentar huir eran: la curiosidad que sentía por la niña, cuyas razones ni siquiera podía imaginar; y la evasión de todo pequeño riesgo, desde a que él mismo podría parecer el culpable de toda la historia por ser la secuestradora tan solo una niña pequeña a poder recibir alguna herida por parte de ella (matar desde luego no porque la hoja afilada era muy pequeña para hacer algo más allá de un corte superficial).


La curiosidad del muchacho no hacía más que aumentar al ver cómo iban apareciendo otras interrogantes a medida que avanzaba la historia. ¿Por qué no llegan sus padres? ¿Por qué está tan obsesionada con los modales? Mejor aún, se dice que los niños aprenden de lo que ven, ¿no? Aquel armario no era un sitio muy estratégico para ocultar a alguien, ¿habría sido ella encerrada como castigo y tomó ese ejemplo con él?


Todas estas preguntas van formulándose progresivamente, haciendo que el lector sienta cómo su intriga va aumentando más y más, a la par del protagonista. A todo esto también hay que sumarle las propios comentarios del susodicho pero de diez años después, él va dejando caer pistas sutilmente y, si te paras a pensarlo, puedes ir montando el rompecabezas hasta más rápido que el joven chico encerrado, pues solo puede sacar conclusiones según el comportamiento de la niña y sus conversaciones con ella al no poder escuchar esos comentarios de su yo que ya vivió todo aquello. Aunque acaba siendo más dinámico seguir el ritmo de él e ir descubriendo poco a poco con él.


La niña, a la que llamamos U, está envuelta en un misterio demasiado denso; hace cosas extrañas, todo a su alrededor es demasiado raro. Pero, al mismo tiempo, es una niña, una niña que hace cosas de niñas normales. Como tal, mientras iban pasando los días, más dejaba que desear el secuestro; el chico tuvo demasiadas oportunidades para escapar por despistes suyos, pero simplemente no quería hacerlo. Ambos fueron formando poco a poco lazos de confianza, por lo que él tuvo cada vez más libertad y pudo averiguar más cosas sobre ella, tanto por sus conversaciones como por la investigación que hizo él mismo por su parte.


Personalmente, me encanta cómo todo va encajando y evolucionando según la información que se va obteniendo. Al principio podrías pensar que la niña era una psicópata, pero a medida que avanza te das cuenta de que ella no es ni un monstruo ni un bicho raro: es una víctima más, esclavizada por unas normas impuestas a la fuerza que la controlaban de aquella manera tan perjudicial para ella y para los de su alrededor. El protagonista se va dando cuenta de esto y sus motivos para permanecer “cautivo” allí cambian; pasó de la curiosidad a la preocupación. La niña era eso, una niña, había forma de que ella pudiera llevar sola el cuidado de una casa. No comía, la limpieza dejaba que desear, la presión de tener que cuidar la vida de otro ser vivo iba pudiendo cada vez más con ella…


Cuando el protagonista descubre aquellas normas que seguía, comprendió los abusos que sufría y supo cómo llegó a aquella situación, pasa de seguir intentando parecer inofensivo para darle el apoyo que necesitaba aquella pobre niña. Aquella en la que le cuenta historias de todo tipo a la niña como un aspirante a escritor tiene tanto significado que no puedo evitar pensar que es sublime. De alguna manera, ese significado lo tiene para ambos personajes, pero para cada uno de una forma distinta.


Primero tenemos a U, con todo lo que había experimentado era realmente difícil pensar que ella podría volver a lo que conocemos como normalidad. Ella vivió una vida de abusos constantes, tanto psicológica como físicamente, esto probado por su esclavitud respecto a aquel cuaderno de normas y por su cuerpo lleno de cicatrices y moratones. Viéndose ahora sola, solo puede regirse por dichas normas, mientras sigue su vida con el hedor de los cadáveres y sin la posibilidad de poder comer propiamente, entre otros. Ella, por supuesto, añora aquellos momentos en los que estaba con sus padres y no sufría, uno de los recuerdos felices que tiene con ellos era cuando le leían cuentos a su lado esperando a que durmiese. Pero, como el protagonista expresa, los cuentos felices para niños que se narran ya no podrían ser vistos igual después de todo ese sufrimiento.


Aquí es donde entra el significado para el protagonista. Todos vemos lo cobarde y hasta patético que es, él mismo piensa que no hay nada que pueda hacer por ella, llegando a verse impotente, pero claro, contar cuentos… Él era un aspirante a escritor, había algo que podía hacer por ella: evitó esas historias comunes donde no importaban gente como ellos que se salían de lo que la sociedad interpreta como normalidad. Por ello, le contó cuentos que él mismo iba inventando, sobre todo tipo de personajes que se enfrentan a desafíos: vampiros, gigantes, un niño que deben salvar el planeta con su ingenio, una niña con poderes mágicos, un experto en artes marciales que aprende lo que es la derrota… Tantas historias que no apenas hilaban, pero tenían en común que, aunque los personajes se alejan del camino correcto y son rechazados por la sociedad, pueden tener unas vidas interesantes y divertidas. Con todo esto, quería transmitirle a la niña que, a pesar de haber vivido todo eso, no puede negarse a sí misma la felicidad, como un empuje a superar todo aquello.


Esto es curioso porque, permitidme que introduzca esto ahora, el protagonista de diez años después hablaba de la diferencia entre un escritor y un aspirante a escritor. Y no solo de eso, es decir, él le da mucha importancia a toda su labor, tanto presente como pasada, y lo que supuso ese incidente en su vida. Para él, la diferencia entre ambos es que un aspirante a escritor se dedica a contar mentiras; pero, al mismo tiempo, no cree que sus novelas actuales puedan llamarse como tal, a pesar de haber vivido de eso casi los diez años, sino que solo son continuaciones de aquellas historias que le contó a U aquella noche. Con esto se nota que ese incidente de verdad tuvo mucha relevancia en su vida, haber sido espectador de aquella niña y la pequeña ayuda que le prestó, hicieron que evolucionara como escritor al ser más consciente de lo que escribía. Bueno, realmente esto es una pequeña interpretación que hice, pues incluso él mismo dijo que en el pasado culpaba a los editores de no entender el atractivo de su creación, sin admitir que realmente sus historias no eran muy buenas, solo lo normal para un aspirante a escritor.


Por último, quiero hablar de tres pequeños detalles que me fascinaron. Primeramente, la metáfora de los peces, que representan las ataduras de U. Desde el primer capítulo en el que la rodeaban después de ser consciente de que el protagonista había sido testigo de su actitud hasta los peces en la habitación de sus padres (también podría representar el tufo a fiambre ahí, pero más que nada porque eso era el origen de todo). Personalmente me encanta porque muestra claramente la influencia y las cadenas que impedían a la niña actuar libremente; sobre todo en aquel punto en el llevaba tanto peso encima que los peces parecían estar metiéndose en su interior, aumentando la presión que sentía.


Al principio nos dicen que la historia no es ficción, sino que de verdad pasó. No me he asegurado de que sea verdad y, honestamente, lo dudo bastante; no obstante, lo curioso aquí es que algunas esas historias que decía que le contó a la niña y sus novelas que escribió como continuación realmente son otras historias de este autor; o eso leí por ahí… No he podido confirmarlo ya que esta es la primera obra que leo de este señor (solo vi unos cuantos episodios de Bakemonogatari), pero acabo de decir que voy a leer toda obra de este hombre para poder comprobarlo. Si de verdad es así, ídolo.


Como tercer aspecto, me encanta el paralelismo final de los peces. En la metáfora de la que hablé antes, los peces que representaban esas ataduras eran negros; al final, aparecen unos peces blancos cuando el protagonista y su nueva editora se encuentran. La nueva editora tiene un parecido bestial con aquella niña, aunque no se confirma en ningún momento; pero, aparte de eso y del probable paralelismo de los peces en el que los blancos representan que aquella niña pudo recuperarse y seguir con su vida, cuando se presentan, ella dice “escuchar sus historias” aunque él es escritor. Además, tras eso, él habla de darle un saludo de los suyos, añadiendo “han pasado diez años”. Enamorada de que el protagonista diga que los ojos de la chica están llenos de vida;  si de verdad es ella, representa que la actuación del aquel universitario sí tuvo relevancia en ella y, a raíz de ahí, pudo ir mejorando y logrando la felicidad después de soltarse de las cadenas que la amarraban. Y muy gracioso cuando menciona que tenía buenos modales, suponiendo que eso fue que recibió buena educación de sus padres; si es ella, me encanta lo irónico que resulta.


Me encantaría poder decir que recomiendo el manga, pero después de tanto spoiler, dudo que a alguien le merezca la pena leerlo ahora; aunque dudo aún más que alguien que no ha leído esa obra haya llegado hasta aquí. En definitiva, la historia me parece magnífica, tanto por sus personajes, por el uso del misterio y por cómo se va desarrollando todo, plasmando aspectos muy interesante, como la interpretación de las acciones de uno mismo después de haber pensado con calma sobre ello. El principio no parecía prometer mucho para varios, pero, personalmente, desde el principio fui abducida por las incógnitas de sus actitudes, disfrutando como pocas cosas cada uno de los veintisiete capítulos que componen esta obra.


La sonrisa que todos debemos proteger.

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